Aprendiendo a convivir con la diferencia

Quienes tenemos mascotas sabemos bien lo mucho que enriquecen nuestra vida: Se convierten en parte de la familia y en fuente de momentos tiernos y divertidos.

A través de la relación con ellos, aprendemos lecciones valiosas sobre la convivencia y sobre la vida. Sin embargo, no todos los animales tienen la suerte de dar con una familia acogedora y convivir con humanos que los cuiden…

En este corto, protagonizado por un gato callejero y un pitbull sometido a malos tratos, hay ocultos múltiples mensajes: El respeto a los animales, el obstáculo que suponen los prejuicios, la paciencia y la tolerancia de las diferencias en la construcción de la amistad, la importancia de una buena compañía cuando la vida no nos sonríe…

Espero que lo disfrutes.

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=AZS5cgybKcI&w=560&h=315]

Reflexión de otoño: Como a los árboles

Cuando paseas por el monte, o por el campo, y ves la vegetación que te rodea, observas las diferencias entre unos ejemplares y otros: Hay árboles altos, de troncos robustos y copas frondosas. Otros son pequeños arbustos cargados de frutos rojos, o con hojas bordeadas de espinas. Los observas, y contemplas como los troncos de algunos son rectos, sin embargo otros parecen torcidos. Los hay de hoja perenne, mientras que otros pierden sus hojas al llegar el otoño. Y los miras, sin juzgar, dejándolos ser como son y apreciando sus diferencias.

Incluso, observando el entorno en el que crecen, puedes comprender por qué son como son: quizá a algunos les llega poca luz, por estar en una zona sombría. Tal vez aquel retorció su tronco en un intento por acercarse a la claridad. Los observas, los comprendes y no te tomas su forma ni su apariencia como algo personal. Lo que son, cómo son, no tiene que ver contigo, sino con su historia.

En el momento en que volvemos al mundo de los humanos, perdemos esa habilidad. Esa actitud de observar sin juzgar se desvanece, y nuestro discurso se llena de “deberías”: Debería ser más correcto, o perder peso, o vestir de otra manera. Debería tratarme de otro modo. Debería ser más cariñoso, más fuerte, más independiente. Nos convertimos en máquinas de juzgar.

Quizá podamos practicar tratar a las personas que nos rodean, y a nosotros mismos, como a los árboles, y apreciarlos tal como son. Apreciarlos y respetarlos por ser como son.

paseo otoño troncos torcidos hojas

Tu verdadera belleza

belleza

Más alla de la superficie…

Buenos días,

Hoy no es una noticia lo que queremos compartir. Se trata de un video que nos ha conmovido.

La verdadera belleza no se potencia con maquillaje y peluquería. Tampoco con edición fotográfica.

La belleza es muy diversa, existe en todas las formas y tamaños

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=GXoZLPSw8U8]

Puedes encontrar más información sobre la grabación del video, la inspiración de Colbie Caillat y el potente mensaje que transmite en este artículo de DailyMail : Stripped Bare

¿Están relacionados el entorno social y la salud?

entorno socialEl entorno social del niño influye en la longitud de sus cromosomas

Un estudio publicado recientemente en la revista “Proceedings of the National Academy of Sciences” revela cómo la información genética se ve modificada por factores ambientales.
Daniel Notterman y su equipo, de la Universidad Estatal de Pensilvania, analizaron datos de un grupo de niños afroamericanos de nueve años de edad y comprobaron que aquellos que crecieron en ambientes más desfavorecidos tenían telómeros más cortos. Los telómeros son estructuras especializadas que se sitúan en los extremos de los cromosomas. Están formados por ADN altamente repetitivo y su función principal consiste en mejorar la estabilidad estructural de los cromosomas, protegiéndolos de posibles fusiones y de su degradación.Los telómeros se acortan a medida que envejecemos. Su acortamiento también se relaciona con enfermedades como el cáncer, la diabetes y trastornos cardiovasculares.
Los extremos de los cromosomas de estos niños tenían una longitud notablemente menor que los de aquellos que habian crecido en condiciones más favorables. Asímismo, se observó que los menores con los telómeros más largos eran aquellos que se encontraban en una situación social más próspera.De acuerdo con los resultados de esta investigación, el entorno social empobrecido supone una fuente de estrés crónico que afecta a la longitud telomérica.Los investigadores llegaron a la conclusión de que la relación entre el entorno social y la longitud telomérica estaba mediada por genes relacionados con la función de dos neurotransmisores: ladopamina y la serotonina .Quizá estos resultados puedan ser de utilidad en un futuro y la longitud de los extremos de los cromosomas puedan emplearse como biomarcadores fiables de exposición a estrés crónico, incluso a edades tempranas.

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=UbYEi79v2ow]

Los hombres no comprenden las emociones de las mujeres

mujer y nubesEvidencias científicas sostienen el tópico

¿Quién no ha escuchado a alguna mujer quejarse de que su pareja no la entiende? Es algo tan común que se ha convertido en un tópico, en un cliché: a los hombres no se les da bien comprender las emociones de las mujeres. Aunque, por supuesto, hay excepciones…Esta afirmación tan general se ha puesto a prueba, y un estudio científico desarrollado por lasUniversidades de Aarchen y de Duisburg Essen, en Alemania, ha demostrado que a los hombres les cuesta el doble reconocer las emociones en el rostro de las mujeres. Veamos cómo:

Los sujetos de investigación, todos hombres, visionaban una serie de fotografías de los ojos de otras personas, hombres y mujeres, y debían escoger, entre dos opciones, la palabra que describiera mejor la emoción que esos rostros expresaban. Los participantes detectaban rápidamente si se trataba de un rostro femenino o masculino, sin embargo el porcentaje de aciertos variaba sensiblemente en función del género de la persona de la imagen: acertaban el88% de las veces la expresión del rostro masculino, y sólo el 76% de las emociones de los rostros femeninos. Además, la latencia de respuesta en el reconocimiento de las emociones de las mujeres era el doble. Se trata de un detalle importante, pues en la vida real las reacciones empáticas son automáticas.

Parece que la diferencia en el reconocimiento emocional está relacionada con una falta de activación en las regiones límbicas del cerebro: hipocampo, corteza cingulada anterior y amígdala, claves en el procesamiento emocional.

 

mujer

Imagen cortesía de Imagerymagestic /FreeDigitalPhotos.ne

Durante la prueba se estudió el cerebro de los sujetos mediante RMF,resonancia magnética funcional, y se comprobó que su amígdala, la zona responsable de las emociones y la empatía, se activaba mucho más cuando observaban imágenes del rostro de otros hombres. Algunos de los participantes afirmaron que les resultaba más sencillo reconocer las emociones de otros varones porque trataban de evocar situaciones en las que ellos mismos habían utilizado esas expresiones
Los investigadores plantean una explicación evolutiva para esta dificultad de los hombres: “A medida que los hombres se involucraban más en peleas de caza y territorio, habría sido más importante para ellos predecir y prever las intenciones y acciones de sus rivales masculinos”.De acuerdo con estos resultados, y dado que el patrón de activación de la amígdala masculina es menor cuando se encuentra con una emoción en un rostro femenino, no podemos culpar a los chicos de no comprendernos… ¡la culpa es de su amígdala!

Imagen cortesía de David Castillo Dominici/FreeDigitalPhotos.net

Imagen cortesía de David Castillo Dominici/FreeDigitalPhotos.net

Ya sé que me quieres… ¡pero quiéreme mejor!

Hace unos días, cuando me preparaba para escribir esta entrada, leí, por una de esas casualidades que no existen, un artículo titulado “Educar en la corresponsabilidad, en querer bien al otro y a uno mismo” (madre reciente, te me has adelantado). Mi intención era estrenarme en el blog escribiendo sobre inteligencia interpersonal, relaciones y corresponsabilidad (entendemos por corresponsabilidad la implicación de ambas partes en cualquier relación diádica), pero, dadas las circunstancias, habrá que darle un giro al asunto.

Seguramente tú, que nos lees, quieres a alguien. Todos queremos a alguien; todos, salvo algunos perfiles psicopáticos en los que no es mi intención entretenerme, al menos hoy, tenemos sentimientos de amor, ternura y deseos de cuidar a otros seres vivos. Y seguramente, algunos de esos seres sean de tu misma especie.

Pero… ¿podemos podemos querer mejor?

Incontables son las páginas que se han escrito sobre el amor, lo que se siente, lo que se hace, sus implicaciones… En novelas, poemas, ensayos y canciones, se sufre por amor. Y en la vida

¡Que levante la mano el que no haya pasado un mal rato!

Volviendo al tema de las inteligencias, quizá las más relevantes cuando se quiere (y se quiere bien), sean la inter y la intrapersonal. El punto de partida en las relaciones es lo que Daniel Goleman llamó Inteligencia Emocional, “el conjunto de habilidades que se basan en la capacidad de reconocer emociones propias y ajenas que nos guían en el pensamiento y en la acción”. Se trata, por tanto, de competencias actitudinales y de comunicación.

Para querer mejor, no basta con comprender al otro, reconocer y percibir sus sentimientos, necesidades e intenciones y responder de manera adecuada.

Hace falta mucho más que empatía

Y es aquí donde entra en juego lo intrapersonal: ¿qué va a ocurrir si sólo contemplo al otro? Si pierdo de vista mi sentido de la independencia, mi autoestima, mis deseos y mis necesidades, es posible que quiera, quizá quiera mucho, pero no quiero bien. Ni al otro, ni a mí mismo.

Siempre me ha llamado la atención ese adverbio de cantidad en el contexto de “las cosas del querer”. Hace ya algún tiempo tuve la dudosa fortuna de presenciar una discusión de pareja en la que una de las partes formulaba la siguiente petición: “no me quieras tanto”.

Ahora, al escribirlo, se me escapa una sonrisa

Seguramente algunos de vosotros hayáis tenido la experiencia de sentiros asfixiados por el cariño de otra persona: padres, parejas, amigos, hijos… Es una situación compleja que despierta en el objeto de amor sentimientos ambivalentes que, con frecuencia, llevan la relación a un desenlace poco agradable para ambas partes. En esos momentos, no quieres que te quieran, quieres que te respeten.

Para querer mejor, y voy terminando, es necesario construir una percepción precisa del otro y de nosotros mismos, (defectos y manías incluidos), sin fantasear ni idealizar a ninguna de las partes. Esto es de suma importancia, pues resulta necesario para poder aceptar y respetar al otro tal y como es. Muchas veces hacemos grandes esfuerzos por intentar comprender los motivos del otro y, sin embargo, perdemos de vista que no se trata de entendernos, sino de aceptarnos en nuestras diferencias.

¿Y qué es eso de aceptarnos? Nada más (y nada menos) que saber quiénes somos de manera individual: quién soy yo, quién eres tú, y reaccionar de acuerdo con esa información.

[youtube http://www.youtube.com/watch?v=1NsKokhM4EY&w=560&h=315]

En palabras de Antonio Gala:

“El verdadero amor no es el amor propio, es el que consigue que el ser amado se abra a las demás personas y a la vida; no atosiga, no aísla, no rechaza, no persigue: solamente acepta”.

María Jimenez

María Jiménez
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